La imagen es de Antonio León Ortega (1949) y acapara la devoción que generalizaron los frailes franciscanos. San Francisco de Asís dedicó a Santa María de Los Ángeles a la pequeña iglesia que regentó cerca de Asís, en pleno bosque, la conocida como Porziuncola. Era conocida su
“veneración por los ángeles” y su
“amor especial por la Madre de Cristo”.
A partir de entonces, numerosas iglesias e instituciones franciscanas fueron dedicadas a la Virgen de Los Ángeles. Y en 1216 se produce un hito fundamental para esta advocación: el Papa Honorio III otorgó la plenaria indulgencia para los que visitaran la Porziuncola el 2 de agosto, fecha en la celebramos el día de Nuestra Señora de Los Ángeles.
Los ángeles, mensajeros llamados a cantar a las alabanzas a Dios, escoltan a María en multitud de representaciones. Más aún, juegan un papel fundamental en el relato bíblico de la Santísima Virgen: le anuncian su Inmaculada Concepción e informan a José tanto de que debía tomar a María como de la forma de evitar a Herodes. Además, anuncian a los pastores el Nacimiento de Jesús.